Πέμπτη 18 Δεκεμβρίου 2008

Testimonio de una mujer joven atacada por la policía griega sin ninguna razón



Translation by Sancho

Prologo


Myrtó es una mujer griega de 26 años, que actualmente vive, trabaja y hace sus estudios de postgrado en Brighton, Inglaterra. Hace unos días viajó a Atenas para pasar las fiestas de Navidad con su familia. Ella es una joven, llena de vida, ideas y sueños, artista, idealista, pacifista, vegetariana… Es una fotógrafa amateur y muchas veces lleva su cámara encima. Planea (o quizás planeaba…) regresar a Grecia en Febrero.


El incidente

El Lunes, 15 de diciembre, unos momentos antes de las 14:00, Myrtó andaba con su madre, con prisa, para llegar a tiempo en el banco. Viven en Guizi, cerca del edificio de la Policía General de Atenas (GADA). Yendo a la estación del metro más cercana, a dos manzanas del GADA, han sido paradas por miembros de la policía, que les dijeron que no pueden ir más adelante. Su madre empezó a hablar a un policía sobre cual es la mejor manera de ir al metro, por que calle etc.
Myrtó estaba esperando al otro lado de la calle. Entonces un policía de las fuerzas de MAT (Unidad de Restauración del Orden) se le acercó gritándole: “¿Que haces aquí, guarra? ¿No te hemos dicho que te largues de aquí? Myrtó se enfadó con su actitud y le grito: Estoy esperando a mi madre (señalando hacia ella) ¡lo creas o no!
Segundos después, delante de los ojos de su madre, cuatro miembros de MAT le atacaron. Le dieron una patada en la espalda, tirándola al suelo. Myrtó pesa unos 50 kilos (110 libras). Empezó a gritar y jurar. Su madre gritaba con pánico y les suplicaba que dejaran a su hija en paz. Algunos policías no dejaban a la madre acercarse a su hija, mientras los cuatro ya han girado el brazo de Myrtó hacia la espalda, empujándola al suelo. Le pegaron una y otra vez en el estomago, las piernas, las costillas, insultándola con palabras vulgares y sexistas.
Myrtó intento escapar. Tanta era su rabia que lo consiguió por un momento aunque en ese esfuerzo puso su brazo en peligro. Pero los policías eran más. En aquella hora, los hombres de azul (con cascos etc.) se acercaron y la detuvieron. Cansada pero con rabia Myrtó, les dijo “vale, ¡pero no me toquéis! ¡Caminaré sola!” Entonces uno de ellos fue detrás de ella y se movía imitando un acto sexual.
Al camino a GADA, seguían insultándola (diciendo que le f…) y una vez más le dieron otra patada en la espalda. Su madre estaba justo detrás de ellos. Una y otra vez, Myrtó preguntaba de que estaba acusada pero nadie le respondía. Cuando se habían acercado a la Policía General, prohibieron a su madre entrar con Myrtó (y sus escoltas) pero luego un policía (el “bueno”) le dejó entrar.


En la Policía General

La situación en la planta 11 de la Policía General era caótica. Muchos jóvenes por aquí y por allá. A Myrtó le pusieron (sin su madre, claro está) en una habitación. Allí había dos sofás, en uno de ellos estaba sentado un joven de 17 años, como Myrtó pudo entender más tarde. El estaba llorando, todo el tiempo que Myrtó pasó allí, este joven no paró de llorar, aparentemente con un ataque de nerviosismo. Dos hombres estaban también en la habitación, treintañeros, bien vestidos. Le pidieron a Myrtó que se sentara en uno de los sofás. En cuando ella lo hizo, le gritaron y le insultaron diciéndola que tiene que levantarse y sentarse en el otro sofá. Myrtó no hablaba. Cuando se levantó como le dijeron (para sentarse al lado del joven que lloraba) le dieron una patada en la espalda.
Myrtó pasó en la Policía General 3 horas y media. No fue atacada más por la policía, al menos no físicamente. Los policías le hicieron guerra psicológica, humillándola. Colocaban sus caras a una distancia de 10 centímetros, diciéndola cosas, describiendo con claridad que iban a hacer con ella en un encuentro sexual. Una y otra vez la tiraron del pelo. Cuando ella preguntó si van a seguir así, uno de ellos le dijo que les preguntara otra vez más tarde cuando todos le iban a f..ll..r.
Como encontraron su cámara de fotos en su bolsa, le preguntaban continuamente si era una periodista. Cuando Myrtó respondía que no era, ellos le insultaban. No tenía consigo su documentación de identidad griega pero si que tenía papeles de estudiante de Inglaterra, etc. para certificar su identidad. El DNI lo tenia su madre que le esperaba fuera. Cuando los policías vieron los papeles de Inglaterra se enfadaron aun más y empezaron a preguntarla por que estaba en Grecia.
Myrtó les respondió que ha vuelto a su ciudad natal para pasar las Navidades junto a su familia pero ellos no le creían – además sospecharon que era periodista del extranjero…
Vieron las fotos que había filmado estos días y exigieron la tarjeta de memoria de la cámara pero Myrtó no se la dio. Su cámara era bastante buena, una Digital SLR, comentaban con mucha ironía como una chica como ella tiene una cámara como esta, como puede comprarla si no es periodista, cuando vale y más cosas…
Más tarde, la abogada del joven que estaba llorando entró en la habitación. Los policías cambiaron su actitud y se pusieron más amables. La abogada empezó a hablar sobre el caso del joven de 17 años. Myrtó pudo escuchar el joven hablando y decía que los policías han colocado piedras dentro de sus bolsillos cuando le llevaban a la planta 11 de la Policía General (y siguió llorando como todo este tiempo…)
Entonces, la abogada se acercó a Myrtó pero los policías no le dejaron, diciendo que la chica ya tenía abogado que estaba esperando fuera. La abogada respondió que fuera estaba esperando la madre de la chica y fue ella que apunto a la abogada para defender a su hija unos minutos antes de entrar.
La abogada dijo a Myrtó que no se preocupara. Preparo los papeles y todo lo que era necesario. Su acusación era resistencia contra la autoridad. Le dejaron ir. El joven de 17 años se quedó allí.
Luego fue al Hospital de Cruz Roja que estaba lleno de gente joven. Myrtó, que no le gustan mucho los hospitales, se fue poco después sin esperar para hacerse análisis. Lo único que querría era volver a su casa y ducharse, sacar la suciedad fuera de ella, aunque sufrió de dolores en todas partes.
Fuera de la habitación de la planta 11 de la Policía General, y con la abogada presente, un policía intentó hacer bromas:
“¡Mira la parte buena! Te llevamos aquí porque nos pareciste diez años más joven!”


Epilogo

¿Como se siente Myrtó ahora? Si alguien no tiene experiencia de algo parecido no puede entender o imaginar la sensación.
Myrtó dijo que se siente vacía. Como si fuera violada. Lo que le asustó más era ella misma. Se consideraba una persona dinámica, aunque pacifica. De repente, se vio a ella misma como alguien que podría hacer daño. Matar. No quería arrojar piedras o manifestarse. No quería hablar con los policías, no les respondía. Solo quería matarlos con sus propias manos. Solo eso. Y es eso lo que le asusta más. Cuando todo eso se acabo empezó a cuestionar sus sueños.

Mientras andaba junto a su madre, Myrtó fue reformada por la Unidad de la Restauración de Orden.

4 σχόλια:

  1. They hit and kill people, but they never pay for their actions!

    But...

    ...No Justice, No Peace!

    We don't want violence!
    We demand Justice!!

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  2. Το βαζω λινκ και στο ισπανικο indymedia!

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  3. Hello there.

    I am an spanish... unfortunately the same happens in spain, not only with police, also with the guys taking care of Metro lines in Madrid...

    There is a right to resiste, firstly using peace, if that doesn't work, using other resources.

    Justice.
    Moriano

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